¿Cómo saber si tu hijo consume sustancias tóxicas?

Mamá desesperada
(Foto de By Creatista/Shutterstock.com)
 

Una de las principales preocupaciones de los padres sigue siendo, invariablemente y a pesar del paso de los años, el consumo de estupefacientes de sus hijos. Los padres de hoy vivieron el boom de la heroína en los ochenta y de la cocaína en los noventa, el éxtasis en el 2000 y la constante amenaza de la marihuana. Han visto con sus propios ojos los que les ha pasado a numerosos amigos, familiares y vecinos y quieren evitar a toda costa que nada de eso le ocurra a su propia descendencia.

Este artículo está escrito pensando en todos esos padres que se sienten responsables y quieren permanecer alerta ante la más mínima señal de que alguno de sus hijos comience a coquetear con las drogas, para aquellos progenitores conocedores del tremendo problema que supone un hijo adicto a las drogas y quieren tomar cartas en el asunto en cuanto se percaten de los primeros síntomas.

Para ellos vamos a enumerar las consecuencias físicas y psíquicas que tiene en los adolescentes el consumo de estupefacientes, y sabrán captar con rapidez que su hijo o hija está iniciando una adicción a algún tipo de droga.

¿Cómo detectar las drogas en nuestros hijos?

La dificultad para determinar con exactitud cuándo un o una adolescente toma drogas no es tarea sencilla, esto es debido a que la propia pubertad ejerce una influencia notable en el cambio de personalidad del vástago, llegando a confundir los comportamientos que, a veces, son muy parecidos; aislamiento, cambios bruscos de humor, independencia…

Hay que saber diferenciar, mediante la observación, cuándo nuestros jóvenes están sufriendo los cambios hormonales inherentes a su edad y cuando el trastorno es debido al uso abusivo de sustancias tóxicas.

Hablamos de adicción cuando consume productos con frecuencia y de manera compulsiva y sin poder o querer negarse, afectando directa y negativamente a su salud, a su desarrollo personal, a sus relaciones con la familia o con sus amigos, a sus estudios, ocasionándole con el tiempo todo tipo de problemas económicos o legales.

No es extraño, de hecho es lo más habitual, que la combinación de los factores biológicos, psicológicos y sociales que implica el consumo de drogas hagan perder tarde o temprano el control sobre el uso de la sustancia y entre en la espiral que impide parar de tomarla, aunque sea plenamente consciente del deterioro físico y emocional al que lo empuja.

Los signos más visibles en el joven adicto y, por lo tanto, a los que los padres y tutores debemos prestar especial atención se dividen en físicos y hábitos personales o de comportamiento.

Cambios físicos

Los elementos físicos que funcionan como señales claras de drogodependencia comienzan con una clara pérdida de peso, y continúan con hipertensión, ojos enrojecidos, irritación nasal con moqueo, ronquera, tos crónica, frecuentes dolores de pecho y, definitivamente, si inspeccionamos sus brazos y encontramos marcas de jeringuilla o lesiones de aspecto de grandes moratones, no nos quedará la más mínima duda.

Cambios de conducta

Son muchas las señales que aparecen en relación a los hábitos personales y a las pautas que cambian en su comportamiento. Debemos estar muy pendientes de saber si está usando gotas oculares para ocultar su enrojecimiento de ojos, si sus horas de sueño cambian y si pasa de no tener hambre a estar hambriento en un mismo día, o pasar largas temporadas sin apenas comer. Igualmente delatador es la falta de higiene personal; cuando el objetivo es la dosis diaria, la limpieza es uno de los primeros factores que se relegan al olvido. Socialmente se aíslan y pierden interés por los deportes o por las actividades sociales que antes les eran habituales, aparecen nuevos amigos e intereses, sobre todo de ambientes marginales y con un mismo objetivo común: la relación con las drogas.

De improviso cambian las formas de vestir, y baja el rendimiento académico, sufren alteraciones en la memoria y su cultura se va empobreciendo paulatinamente. El interés y la curiosidad solo se centran en el objeto de consumo y aparecen los primeros informes negativos en la escuela, entre los que se incluirán reiteradas faltas a clase, falta de interés por los estudios, enfrentamientos con el profesorado, suspensos y expulsiones.

Aparecen cambios rápidos y espontáneos en su comportamiento, se realizan actividades de riesgo en las que con frecuencia se emplea la violencia, los estados de ánimo cambian constante y bruscamente, aparece la depresión y en ocasiones, sin encontrar un claro sentido a la motivación, entran en pánico, síntomas que aparecen en periodos de abstinencia o previos a la dosis. Es en estos momentos cuando también aparecen trastornos mentales, como las alucinaciones o los delirios.

Los problemas, discusiones y peleas con los familiares se convierten en algo bastante habitual, desaparecen objetos de la casa para venderlos en el mercado negro y aparecen los problemas legales de mayor envergadura.

¿A quién afecta?

En los últimos años el consumo de drogas ilegales entre los jóvenes ha aumentado.

Los datos muestran que prácticamente uno de cada cuatro jóvenes ha consumido alguna sustancia, sobre todo, cannabis y cocaína. No todas las personas que consumen acaban sufriendo un trastorno de adicción, pero es el comienzo.

El consumo de sustancias de este tipo puede derivar en un trastorno mental severo y permanente, comenzando por la ansiedad, continuando con la depresión y terminando con una psicosis.

Las adicciones que aúnan los conceptos de peligrosidad y mayor consumo son el alcohol y la cocaína. Las señales de abstinencia para el alcohol en su fase de intoxicación son: el habla disártrica, las náuseas y los vómitos, así como la pérdida de conciencia, mientras que en la fase de abstinencia son temblores, palidez, fiebre, piel fría, humedad o ansiedad.

Los adictos a la cocaína, por el contrario, suelen mostrar ansiedad, aumento de presión, dolor de pecho, inquietud o pupilas dilatadas en la fase de intoxicación, y en la fase de abstinencia se da la depresión, el aumento de apetito, cansancio, pereza, pesadillas …

Si quieres seguir informándote sobre estos asuntos y otros relacionados con el consumo de estupefacientes, puedes visitar la web de Narconón Mediterráneo, los especialistas en desintoxicación y rehabilitación de toxicómanos en España. Si por el contrario tienes alguna urgencia y necesitas ayuda, puedes ponerte en contacto con ellos directamente.

AUTOR

Patricia

Secretaria de Comunicaciones de Narconon Mediterráneo

NARCONON MEDITERRÁNEO

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS