Experimentar la madurez de una nueva existencia

Diego

Conocí las drogas muy joven, a los 14 años tomaba alcohol y fumaba tabaco y marihuana. A los 17 años probé la cocaína y me enganché, yo pensaba que era funcional y que esta situación no me afectaba, pero no fue así y bajé drásticamente mi desempeño en todos aspectos, a pesar de haber tenido la fortuna de destacar en varios de ellos. Era deportista de alto rendimiento y estaba en la selección mexicana de hockey sobre hielo, misma que un día decidí renunciar por el consumo. Académicamente tenía notas sobresalientes, las cuales, bajaron notablemente. Por todo lo que estaba viviendo, se deterioró la relación con mi familia, amigos, pareja y, en sí, me perdí de muchos acontecimientos importantes de la gente que quiero.

El día que las drogas comenzaron a ser una ruina más profunda fue cuando conocí el crack, en ese momento la vida se me escapó de entre las manos al perder totalmente el control de mis acciones y decisiones. Vendí y rematé todas mis pertenencias, le robé a mi hermano y a mi madre, incluso, terminé pidiendo dinero en la calle para entregárselo a la adicción. En aquel tiempo era maestro y, antes de comenzar la clase, me drogaba en el baño del colegio.

Por mucho tiempo había intentado diversas terapias para dejar de consumir, sin embargo, no sólo no lo lograba, sino que sentía que cada vez caía a un abismo más profundo.

En la etapa más obscura de mi adicción, llegué a sufrir ataques de paranoia, alucinaciones y mi cuerpo ya no podía más. Sentía la culpa de todo el daño que le había hecho a mis familiares, amigos y a mí mismo; esa culpa sólo la podía callar con una dosis más, dosis que me llevaba a una irrealidad para no sentir. Fue cuando me di cuenta de que necesitaba algo que en verdad funcionara y gracias a un amigo conocí el Programa de Narconon.

“Hoy comprendo que lo que hacía era una irresponsabilidad total que solo me estaba conduciendo a un hoyo más profundo”.

Mi amigo no sólo me dio a conocer el Programa de Narconon, sino que me ayudó a volver a construir el puente de comunicación con mi madre, gracias a él me acerqué nuevamente a ella y juntos, me convencieron para entrar al Programa el 26 de diciembre de 2020. Aunque por momentos lo dudé, ya no podía esperar más, el riesgo era demasiado al estar cerca de perder la vida, mi cuerpo estaba muy deteriorado con tan sólo 49 kilos y dificultades para moverme por la debilidad y desnutrición.

Las personas que están inscritos en el Programa de Narconon son llamados estudiantes porque están en el proceso de aprender y adquirir nuevas habilidades para triunfar en la vida, lejos de la adicción a las drogas y al alcohol.

Por esta razón cuando llegué a Narconon como estudiante, iba con el corazón abierto y decidido a recuperar la salud, así como mi esencia como persona. Justo así fue el resultado al concluir el Programa porque recuperé la fortaleza física, aumenté de peso y al mírame al espejo me emocionaba mucho el resultado que estaba obteniendo, no sólo yo lo notaba, también mi familia se dio cuenta de mi mejoría. Además, tenía más energía, recobré los hábitos positivos como leer, ejercitarme, analizar las cosas, estar en paz conmigo mismo, aprendí nuevamente a comunicarme con mi familia y amigos, y de pronto, sentí como regresó aquella persona energética y creativa que solía ser.

“Al saber de Narconon y de cómo tratan a los estudiantes, lo eficaz que es el proceso, algo confluyó en mi vida y estuve dispuesto a dejarlo entrar en mi espacio. ¡Fue genial de verdad!”

Una de las cuestiones que más valoré y agradecí durante todo el Programa fue la dedicación y entrega con que el staff del Centro realizó su trabajo. Este punto también me motivó para realizar lo que hago hoy a muchos miles de kilómetros de distancia de mi hogar y fue cuando decidí unirme al staff mientras pasaba el tiempo requerido para poder hacerlo.

Al salir del Programa tenía un mundo por delante y la primera acción que hice fue realizar un proyecto con un gran valor social para una comunidad en México. Aquel proyecto me ayudó para alejarme de todo el entorno que me recordaba aquel pasado de consumo, que, por fin, había quedado atrás. Fue una gran experiencia poder aplicar las herramientas de Narconon, verdaderamente me sentí vivo otra vez, aquel proyecto me devolvió la oportunidad de conectarme conmigo mismo y con la naturaleza.

“No hay mejor regalo que salir rehabilitado y tener la capacidad de crear vida. Y eso fue lo que hice, experimentar la madurez de una nueva existencia libre de ese peso de las adicciones.”

Un día por fin llegó la llamada esperada, cumplía los requisitos para unirme al staff de Narconon Mediterráneo. Me emocionó mucho porque volví a sentir todas las ganancias que como estudiante había logrado y mi emoción era más grande al saber que tenía la oportunidad de recibir a nuevos estudiantes, trasmitirles esperanza y fuerza para seguir adelante cuando lo necesitaran.

Definitivamente, haber tenido la oportunidad de rehabilitarme en este maravilloso Programa y ahora ser parte del equipo del personal de Narconon Mediterráneo en España es algo extraordinario. Ahora tengo la posibilidad de hablar con las personas con problemas de adicción y sus familias, darle una salida, ofreciendo una respuesta de que hay una solución. ¡Es una gran ganancia de vida!

Quién podría creer que ahora estoy en Narconon entrenándome como parte del equipo del Centro Narconon Mediterráneo en Sevilla, España. Hace un año me estaba muriendo y ahora estoy aquí viendo los atardeceres preciosos, teniendo conversaciones con los estudiantes que están pasando por lo que yo pasé y motivándolos a que sigan adelante. Ahora los estudiantes me dan las gracias por darles esperanza y vida como parte del equipo Narconon.

Gracias Narconon por salvarme la vida y por darme la oportunidad de devolver todo lo que hicieron por mí.

Diego, Staff de Narconon Mediterráneo.


AUTOR
M

Narconon Consultant

NARCONON MEDITERRÁNEO

EDUCACIÓN Y REHABILITACIÓN DE DROGAS