El gran valor de ayudar

Por años acompañé a unas personas a comprar cocaína, yo no consumía y prefería no hacerlo. Hasta que un día, casi por cumplir los 30 años de edad me invitaron a probarla, pensé que por una vez no pasaría nada y accedí. Aquel instante cambió mi vida para siempre y fue cuando le abrí la puerta al mundo de las adicciones.

Comencé consumiendo de manera esporádica, por lo general los fines de semana, hasta que irremediablemente fui aumentando la dosis y disminuyendo el tiempo para volver a consumir. No obstante, sentía que seguía controlando la cocaína porque a veces pasaba un mes sin probarla.

Un día decidí dejarla, estaba viviendo una época muy buena en mi vida a lado de una mujer quien me hizo ver que me estaba dañando. Sin embargo, al no haber manejado adecuadamente las causas de consumo, en cuanto la relación se volvió problemática y terminó, volví a caer de nuevo y con un poco más de intensidad. Aún así era capaz de no consumir por semanas o un mes, pero al volverla a probar, me enganchaba ahí hasta por tres días.

Mi familia se daba cuenta de mi conducta y de que en verdad andaba muy mal, por lo que un día me pidieron que debía parar y que debía ingresar a un Centro de Rehabilitación. Sin ganas de cambiar, ni voluntad para hacerlo, entré al Centro de Rehabilitación. Terminé todos los procesos por exigencia de mis padres sin haber puesto honestidad en mis acciones, el resultado fue que al cuarto día de haber salido volví a recaer por dos años más y con aun mayor intensidad.

De manera profesional soy entrenador de fútbol, además de que cuento con algunas otras empresas. Mi trabajo me brindó muchas satisfacciones y gané mucho dinero, el cual, lo entregué casi por completo a la satisfacción del consumo de una dosis más de cocaína.

Los últimos cuatro o cinco meses antes de volver a hacer el Programa, mi adicción estaba fuera de control. Consumía a diario y en todos los lugares, de vez en vez, sentía remordimiento porque representaba un ejemplo a seguir para los jóvenes a quienes entrenaba de manera profesional en el fútbol.

Un día mi pequeña sobrina de seis años, con toda la inocencia propia de su edad, se dio cuenta de mi situación y pensó que yo estaba enfermo y se lo comunicó a su mamá. Mi hermana me comentó el hecho, del cual yo había sido testigo y, fue ese instante que me devolvió la vida al darme cuenta de que todo lo estaba echando por la borda.

Me di cuenta de todo lo que estaba perdiendo, me di cuenta de que me había costado mucho trabajo ganarme mis títulos profesionales y que ya no rendía en mi trabajo. Sobre todo, me di cuenta del daño que le estaba haciendo a mis padres y el ejemplo que le estaba dando a esa niña llena de vida con un mundo limpio por recorrer.

“Al siguiente día tomé mis maletas y me fui a Narconon Mediterráneo. Esta vez, tenía toda la convicción de hacer el Programa con toda franqueza, dedicación y valentía”.

 

Cuando llegué al Centro aún estaba con los efectos de la cocaína y los siguientes dos días no los pasé nada bien. En mi interior tenía una fuerte sensación de que esta vez funcionaría y de que por fin me liberaría de esta pesadilla. Afortunadamente, siempre estuvo para mi un staff quien me ayudó en todo momento a pasar de la mejor manera posible los síntomas de la abstinencia, a través de técnicas espaciales para ello, así como con una alimentación adecuada.

La siguiente etapa fue la Desintoxicación de la Nueva Vida, se trata de una combinación de ejercicio, sudado en calor seco en sauna y un régimen exacto de nutrición. Fue increíble este paso porque desde el primer día me di cuenta de que en verdad estaba desechando todas las toxinas que había en mi cuerpo. Fue un cambio total en el rostro, ahora luce mucho más limpio, la piel está tersa y al concluir, me di cuenta de que el olfato y el sentido de la vista habían mejorado mucho. Fue una grata sensación verme al espejo y observarme totalmente cambiado, me sentí muy a gusto con quien veía reflejado.

Con un cuerpo limpio y con una mente más clara, estaba listo para la siguiente etapa “Los Objetivos”. Se trata de una serie de procesos que ayudan a la persona a quitar la atención de los recuerdos del pasado, para traerla al entorno presente e inmediato.

Cada mañana llegaba con mucho entusiasmo para realizar las actividades que tocaban, cada uno de estos procesos los hice con toda la intención de descubrir verdaderamente quien soy, yo no quería parar, e incluso, quería seguir trabajando en los momentos destinados al descanso. Gracias a estos ejercicios, aprendí a quererme y valorarme nuevamente, me di cuenta de lo que soy capaz de hacer y descubrí el gusto que tengo por ayudar a otras personas.

La última etapa del Programa se trata de una serie de cursos llamados “Destrezas para la Vida”. Gracias a ellos pude confrontar mi pasado y tomar responsabilidad de todas las acciones cometidas durante el tiempo de consume. Además, me ayudaron a ser más honesto conmigo mismo al ver el daño que había causado a otros para resarcirlo y me di cuenta de con quienes debía juntarme para ser mejor persona.

Al terminar el Programa me sentía muy satisfecho y orgulloso de mí mismo. Mi cambio había sido total, cuando llegué pesaba cerca de 60 Kg. y mi salud estaba muy deteriorada, de pronto me había convertido en un hombre de 80 Kg. de peso con toda la vitalidad e ímpeto para seguir en el juego de la vida.

Me di cuenta de que el entrenamiento de fútbol puede esperar, de que hoy estoy donde me gusta estar. Soy staff de Narconon Mediterráneo y hoy doy mi vida para ayudar a todos los jóvenes que ingresan a que concluyan su Programa. No quiero que nadie más sufra lo que yo he vivido en la pesadilla de la adicción.

Comprendo que en el pasado no estaba listo para formar mi propia familia, hoy si lo estoy y trabajaré por ello a lado de la mujer a quien quiero.

Las mejores palabras que he recibido fueron de mis padres y hermanas, una simple nota hizo que mi corazón se hinchara de alegría “Estamos super orgullosos de lo que has conseguido y de lo que vendrá”.

Hoy quiero dar las gracias a Narconon Mediterráneo porque pude salvar mi vida. Hoy trabajo día a día para salvarle la vida a alguien más.

Manuel, Graduado de Narconon Mediterráneo